jueves, 2 de diciembre de 2010

La salida compensada (no con pensada)

En el dominó, en cualquiera de sus variantes, incluyendo la del dominó por parejas, la salida es un ventaja: eres libre de escoger la ficha que desees, la cual indicará tu fuerza (o tu debilidad por el mayor tiempo que usaste para colocarla) de juego, o en cualquier caso, algo indicará a tu pareja, además eres el que menos fichas te queda, etc,....todo jugador incluso novato entiende lo bueno que es salir al comienzo de una mano (ronda).
 
En el dominó por parejas, la regla normalmente aplicada es que el siguiente salidor es el jugador a la derecha del salidor anterior, y así sucesivamente en cada mano  hasta que se termina la partida a 100 o mas puntos. Pero esta regla de salida, casi nunca cuestionada, es en verdad buena para un dominó que pretende ser una competencia de habilidad mental mas que un juego de azar?.
 
Para responder esta pregunta, deberemos evaluar en que porcentaje el azar determina el resultado de una mano y por ende, de una partida, y por ende, de un torneo.  Ya que (supuestamente con un "barajo"  honesto) el azar puro determina que fichas le tocan a cada jugador, y por lo tanto la fuerza o debilidad para jugarlas y descartarlas primero que los contrarios. Y resulta que nadie ha computado este porcentaje precisa y matemáticamente, aunque todos los jugadores tienen una opinión que, claro, es subjetiva: varía entre un 30% a un 70%, donde las cifras menores son casi siempre reinvindicadas por aquellos jugadores que se autoconsideran grandes/muy buenos jugadores, de una categoría por encima de la mayoría.
 
Está claro que un jugador  experimentado diluirá este porcentaje de azar ante un inexperto, pero aquí estamos considerando solo competencias entre jugadores con similar experiencia y "conocimiento"; como medir este nivel lo plantearé  en otro blog.
 
Estamos obligados a tomar un valor para el peso del azar: tomemos entonces 50% para no dejar mal parado a nadie.  Como estamos hablando de barajo perfecto, según la teorí de probabilidades, la distribución de fichas no tiene memoria y es independiente en cada mano. Esto quiere decir, por ejemplo, que si "levanto" (una buena mano) la siguiente puede ser igualmente buena, y la siguiente, y la siguiente; lo mismo sucede si es mala, o regular, es decir, no existe una secuencia previsible, y eso es justamente....azar. Ese 50% mencionado solo se cumple para grandes números, es decir que si uno contabilizara todos los levantes de un año o de 1000 partidas o mas, la distribución de las manos sería uniforme: la misma cantidad de muy buenas ("violines"), buenas, regulares y malas.
 
Pero resulta que una partida o un torneo no tienen 1000 manos ni duran un año, e incluso a 100 puntos puede ganarse una partida con 1 sola mano!, por lo tanto, el azar le "otorga" una buena o mala racha a cada jugador, y su habilidad y destreza  no son suficientes para compensarlo antes de que termine el torneo. Es por ello que cuando un grupo se reune a jugar dominó, unos dias gana A, otro B, mañana C  u otra vez A, es decir, no se puede determinar, como en los deportes donde el azar es irrelevente, quienes son los mejores por los resultados obtenidos.
 
Entonces, ya que en el 50% de las veces una pareja ganará con seguridad si la suerte la favorece, si entra en una racha de no tener manos malas, y si la tienen los contrarios, entonces la partida se termina rápidamente porque en el 50% de las veces tendrá adicionalmente la ventaja de la salida, por la norma de que salida corre por la derecha.
 
CONCLUSIÓN:
Para compensar este factor de azar, y por lo tanto incrementar el peso de la capacidad del jugador para determinar el resultado de las manos, partidas y torneos, propongo la salida compensada:
 
Es muy sencillo:  Sale el que pierde!!
 
O sea, un jugador de la pareja que pierde, decidido por la propia pareja (antes de barajar por supuesto) cual de los 2 saldrá.
En caso de "tranca" empatada, se decide la salida igual que en la primera mano, es decir quien saque la piedra mayor.
 
La idea es muy sencilla: castigar al ganador por la presunción de que fue ayudado por el levante,  que cierta o no, equilibra de manera significativa el avance de las partidas, por lo tanto devolviendo al dominó una calidad de competencia donde se triunfa mas por la calida que por el azar.
 
 
 
  
 
 
 

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